Un 15 de mayo, pero de 1962,
fue inaugurado uno de los íconos turísticos más conocidos de la ciudad de Viña
del Mar.
Se trata del Reloj de
Flores, un atractivo que nació producto de la elección de la Ciudad Jardín en
1962 como una de las sedes del VII Campeonato Mundial de Fútbol Profesional que
entonces se realizó en Chile.
Distintas especies de
flores dan forma a este reloj, ubicado en una falda del Cerro Castillo, frente
al Balneario de Caleta Abarca, espacio de gran valor paisajístico y uno de los
más visitados de Viña del Mar.
En la actualidad, con el
propósito de mantener su precisión, la I. Municipalidad de Viña del Mar llamó a
licitación pública, para un cambio de la maquinaria de este reloj, punto de
encuentro de todos los turistas que visitan la comuna y se fotografían junto a
él.
Así lo informó en su
oportunidad la Alcaldesa Virginia Reginato, quien ya destacó que el reloj
requiere reemplazar el mecanismo que hace girar sus manecillas. “Debido a su
antigüedad, al desgaste normal por el paso de los años, el terremoto y a actos
vandálicos, su funcionamiento se ha visto alterado en diferentes ocasiones,
perdiendo su precisión, debiendo detenerlo para su reparación. Por eso que hemos
decidido reemplazar todo el motor, de manera que este patrimonio viñamarino,
que tiene más de 50 años y que fue elegido como el reloj más lindo del mundo,
pueda seguir siendo parte de esta bella ciudad eternamente”, señaló la máxima
autoridad comunal.
Su maquinaria original fue adquirida
en Neuchatel, Suiza Francesa a la fábrica Favag y desde entonces operó con dicho
engranaje, sin embargo, éste ha sido modificado en dos oportunidades; en la
última ocasión su sistema mecánico fue sustituido por un eficiente computador,
que lo puso al día en cuanto a tecnología y que le ha permitido funcionar por
muchos decenios.
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