La periodista de la Universidad de Chile, Patricia Stambuk, quien ha sido redactora de política y cultura en prensa, radio y televisión, como también corresponsal de medios escritos nacionales e internacionales, será nombrada Académica por Viña del Mar de la Academia Chilena de la Lengua este viernes 8 de agosto en una sesión pública en el Castillo Wulff.
Aquí Stambuk nos entrega sus impresiones respecto a este reconocimiento, el aporte que espera realizar a la Academia como también una evaluación de esta centenaria institución que dio sus primeros pasos en 1885 y que vela por la pureza y el esplendor de la lengua española; contribuye a los trabajos de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias de la Lengua Española; y colabora con otras instituciones en materias relacionadas con el idioma y con su literatura, especialmente la chilena.
- ¿Qué significa para usted ser nombrada como Académica de la Academia Chilena de la Lengua?
Es un honor personal, pero lo considero muy significativo por el hecho de ser periodista, porque en el Periodismo se usa un lenguaje distinto al que se usa en Literatura, pero bien puede aplicarse un esmero especial para usar el mejor vocabulario, la mejor expresión posible también en la prensa. Es algo que yo he hecho, he tratado de hacer. Y he cultivado también en la enseñanza, en la Academia, en la Universidad Católica de Valparaíso con mis alumnos de la Escuela de Periodismo en su momento. Siempre el cuidado de la palabra. La mejor expresión. El no temer a usar palabras que no son tan usuales, pero que expresan absolutamente bien una idea. El no centrarse en lugares comunes que tanto uno escucha, por ejemplo, en la prensa televisiva, donde parece ser que hay frases hechas que se repiten hasta el cansancio. Una falta de esmero, que muchas veces tiene que ver con el apuro con que trabajamos los periodistas.
Yo, recibo esta enorme distinción con esa satisfacción, hoy, que la Academia esté distinguiendo a algunos periodistas chilenos, que somos pocos, por el esmero en el uso del idioma, ya sea mientras uno ejerció en medios de comunicación, como en el desarrollo de investigaciones como las que yo realizo, que son investigaciones de memorias étnicas. En otros casos, habrá periodistas que han hecho libros relacionados con acontecimientos políticos, con sucesos, con épocas, etc. Yo me dedico a la memoria histórica y en ellas también tengo especial empeño en dos cosas: utilizar lo mejor posible el idioma en la parte que a mi corresponde expresar algo y en hacer que la lengua espontánea de mis informantes o relatores también sea satisfactoria desde el punto de vista de la expresión y desde el punto de vista de su habla real. No hacer una distorsión de un hablante rapa nui y hacer que sus palabras sean plenamente comprensibles.
- ¿En ese sentido va a ser su aporte a la Academia Chilena de la Lengua?
Yo creo que uno debe ser un ejemplo en sí mismo. Un ejemplo con su trabajo, con su obra. En este momento no estoy dando clases. No tengo alumnos, pero lo que hago es un trabajo que tiene difusión, que tiene divulgación. Mi trabajo no es un trabajo hermético. Es un trabajo que se encuentra en las librerías. No es un trabajo que quede finalmente depositado en una biblioteca y nadie lo consulte. Está disponible. Entonces uno contribuye a través de sus obras.
- ¿Cómo visualiza hoy día a la Academia Chilena de la Lengua?
Siempre preocupada de múltiples aspectos. De distinguir a las personas que hacen un esfuerzo por conservar el idioma. De ver la dinámica que tiene el idioma en un país como el nuestro, de tratar de no cerrarse a la posibilidad de incorporar nuevas palabras, a no cerrarse a que el idioma es un instrumento vivo de comunicación. Y llegar a un punto intermedio, porque tampoco la tolerancia extrema es aconsejable, en el sentido que si se le ocurrió a alguien decir que “caleta” significa tal cosa y no lo que realmente significa o que “súper” define todas las palabras y todas las expresiones que uno quiera decir para significar algo importante, grande, bueno, etc. Entonces, creo que la Academia tiene que ser muy dedicada y también muy cuidadosa y asertiva para ir manejándose en estos temas del idioma vivo.
Patricia Stambuk ha sido distinguida con el Primer premio Escrituras de la Memoria 2007 y 2009 del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Cabe señalar que esta destacada profesional ha sido directora y conductora de distintos programas en radio y televisión, ex Directora de la Escuela de Periodismo de la U. Católica de Valparaíso, editora de revistas institucionales, investigadora de memorias históricas chilenas y autora de investigaciones y publicaciones académicas, además de los libros: “Violeta Parra. Gracias a la Vida. Testimonios”, “Rosa Yagán, el último eslabón”, “Chilenos For Export, Relatos de Vida”, “Voces en el Panteón, memorias históricas sobre Valparaíso”, “El Zarpe Final, Memorias de los últimos yaganes” y “Rongo. La historia oculta de Isla de Pascua”, entre otros. Parte de sus obras han sido traducidas al inglés, japonés, croata y chino.
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